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La colaboración es algo más que trabajar juntos. Para tener éxito, requiere comprender el contexto más amplio en el que trabajamos e interactuamos con nuestros compañeros de equipo, además de darnos cuenta de cómo nuestras propias experiencias individuales moldean nuestro comportamiento continuamente.

Como parte de nuestros esfuerzos continuos por fomentar conversaciones más profundas sobre el “cómo” y el “por qué” de nuestro trabajo, la serie de simposios DOOR3 acoge a expertos de áreas relevantes fuera de desarrollo de software y consultoría tecnológica para que compartan nuevas perspectivas de su investigación y práctica. Tras nuestro simposio anterior, centrado en la dinámica de equipo, buscábamos una sesión práctica para profundizar en el estudio de la cohesión de los equipos. Afortunadamente para nosotros, tuvimos el placer de recibir al Dr. David Berg, psicólogo organizacional especializado en la dinámica de grupos y organizaciones. Organizó una experiencia de inmersión para que los asistentes practicaran y debatieran cómo pensar en las interacciones cotidianas de diferentes maneras puede mejorar la cohesión dentro de los equipos y en toda la organización.

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David abrió el debate presentando una de las principales dificultades para entender el comportamiento dentro de los grupos y entre ellos: nuestra propia lucha para pensar en las interacciones con los demás de una manera verdaderamente objetiva. Puede resultar casi imposible analizar no sólo cómo influyen nuestras propias experiencias y roles subjetivos en nuestra forma de relacionarnos con los demás, sino también cómo influyen sus antecedentes y expectativas, por no mencionar el impacto de las estructuras organizativas más amplias. Mientras que las fricciones entre individuos y grupos pueden obstaculizar el trabajo, las dinámicas de poder y las jerarquías también pueden influir en las interacciones de los empleados y en cómo se toman las decisiones.

Para profundizar en este tema, nos dieron a leer y analizar un caso práctico. Describía una reunión en la que un jefe de departamento recién nombrado revisa las actualizaciones de la normativa gubernamental. Un alto cargo del equipo hace comentarios sarcásticos a lo largo de la presentación y sus colegas capitulan riéndose. Se nos pedía que analizáramos lo que ocurría en la reunión y qué podíamos hacer al respecto.

Aunque no hay una respuesta correcta, el ejercicio ilustra tres puntos destacados. En primer lugar, solemos recurrir a los individuos para explicar la causa y el efecto de las interacciones sociales. Esto significa que una persona problemática puede ser el chivo expiatorio del fracaso de una reunión, en lugar de examinar el comportamiento del individuo en su contexto, tal vez como indicativo de problemas organizativos de mayor envergadura. En segundo lugar, aunque el comportamiento individual es importante, quizá como punto de partida para el análisis, las perspectivas interpersonal, grupal e intergrupal proporcionan un marco más holístico para comprender la comunicación entre compañeros de equipo. ¿Cómo se sentían los demás en la reunión? ¿Qué les impulsó a seguir riéndose? Por último, la complejidad de las perspectivas holísticas nos obliga a plantearnos ideas que pueden poner en tela de juicio nuestros supuestos y requieren una exploración más profunda del contexto en el que trabajan las personas. Esto debe incluir el impacto de sus identidades sociales y cómo reflejan construcciones sociales más amplias, como las dinámicas de poder y las jerarquías.

Aprender a aplicar el pensamiento diagnóstico en DOOR3

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Aunque este tipo de pensamiento crítico es esencial, también supone un reto, dados nuestros propios puntos ciegos personales y las narrativas que nos contamos a nosotros mismos sobre nuestro lugar en el mundo. Como David nos aseguró al principio del taller, aunque el ejercicio no cambiara en nada nuestro comportamiento, sí nos ayudó a comprender mejor nuestras motivaciones y acciones como individuos y como miembros de grupos sociales más amplios. En lugar de esperar eludir nuestro propio carácter, el pensamiento de diagnóstico crítico nos anima a considerar un abanico de posibilidades cuando intentamos dar sentido a la dinámica de equipo.

Este enfoque holístico es un reto, sobre todo porque exige a los líderes que utilicen su autoridad para analizar problemas compartidos y aplicar soluciones. Las interacciones entre individuos llevan el peso de sus identidades, contextos e historias, y a menudo ni siquiera sabemos todo lo que puede influir en ello. En el ejemplo de David, una vez que consideramos el comportamiento del individuo que habla como representativo de un papel que está desempeñando dentro del contexto intergrupal más amplio, vimos que nos faltaba mucha información sobre las personas de la instantánea, sin la cual no podríamos tomar una decisión equilibrada.

El taller, que contó con una nutrida asistencia, nos abrió los ojos sobre el trabajo necesario para el tipo de pensamiento de diagnóstico crítico que ayuda a los grupos a tener éxito a lo largo del tiempo. Las perspectivas a gran escala de las que habló David son valiosas más allá de lo situacional, porque nos permiten cultivar relaciones sostenibles en toda la organización, capaces de adaptarse y cambiar.

A medida que DOOR3 crece, nuestro reto es mantener y desarrollar nuestra capacidad de colaboración. En un sector y una economía que abogan por el crecimiento rápido y una ideología empresarial que anima a la gente a “moverse rápido y romper cosas”, es difícil dar un paso atrás y plantearse preguntas conmovedoras y holísticas sobre cómo trabajamos y por qué. Sin embargo, el éxito de la colaboración depende de una base sólida, que podemos construir a partir de nuestra comprensión de la estructura organizativa y de cómo funcionamos dentro de ella. En próximas entradas, examinaremos otras formas en que la comprensión de las relaciones sociales nos ayuda a trabajar de forma más inteligente. Permanezca atento.

El Dr. David Berg se unió a nosotros desde la Facultad de Medicina de Yale, donde ahora es profesor clínico de psiquiatría, así como miembro de la facultad principal del Programa de Becarios Clínicos Robert Wood Johnson, donde ayuda a estudiantes de medicina, residentes, jefes de residentes y becarios a profundizar en su comprensión de los grupos y las organizaciones. Además, aporta más de 30 años de experiencia como consultor, trabajando con grandes y pequeñas empresas privadas, organizaciones sin ánimo de lucro y organismos del sector público para tender puentes entre el mundo de las ideas y el de la práctica.

Al profundizar en la importancia del pensamiento de diagnóstico crítico para la gestión de proyectos, cabe señalar que el análisis de negocio desempeña un papel significativo en la alineación de las metas del proyecto con los objetivos de la organización. Este enfoque holístico abarca varios aspectos del éxito del proyecto, como la asignación eficaz de recursos y la participación de las partes interesadas. Póngase en contacto con nosotros hoy mismo para cualquier consulta.

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